En una de esas caminatas llegó a un barrio humilde, con casas de chapa y cartón. Y vió algo que casi nadie en ese tiempo veía. Era la basura de la ciudad.
Antonio fue levantando algunas cosas. Como estaba acostumbrado a ver utilidad en casi todo, fue levantando algunas cosas. "Estas maderas están bastante bien, este alambre me gusta, esta chapa me la llevo". Con sus tesoros en una bolsa y muy impresionado por tanta pobreza, volvió a su taller y se puso a dibujar y pintar. Dibujó un nene de mirada triste, ropa demasiado grande e ilusiones iguales a la de cualquier chico, como remontar un barrilete o hacer girar un trompo.
Cuando miró el Juanito que había pintado, le pareció que algo faltaba. Abrió la bolsa que había traído de su paseo y fue pegando en el cuadro primero unas chapitas, después un juguetito doblado y despintado, algunas latas aplastadas, maderas, trapos....Hasta que al mirar el cuadro, quedó conforme.
"Ahora sí" pensó Antonio, "ahora van a entender lo que quiero mostrar con los cuadros de Juanito Laguna".
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