el
gato de cheshire
¡Sola,
completamente sola! ¡Pobre Alicia! ¡Ni un bebé, ni siquiera un cerdo para
hacerle compañía! Así
que puedes creerme que se alegró muchísimo cuando vio al gato de Cheshire,
subido en la rama de un árbol.
El gato tiene una sonrisa agradable, no lo dudes; ¡Pero fijate qué
cantidad de dientes tiene! ¿No crees que Alicia está un poco tímida con él?
Pues sí, un poquito. Pero claro, ya sabes, él no podía dejar de tener
dientes: y para dejar de sonreír habría tenido que estar de mal humor. De
manera que, teniendo todo en cuenta, Alicia lo prefería así.
¿Verdad que Alicia está muy formalita, con la cabeza tan levantada y las
manos atrás, como si fuera a recitarle una lección al gato?
«¡Minino de Cheshire!» dijo Alicia (¿no es un nombre muy bonito para un
gato?)
«¿Querrías
decirme hacia dónde debo ir desde aquí?»
El gato de Cheshire le dijo en qué dirección debía ir si quería visitar al sombrerero, y en qué dirección ir para visitar a la liebre de marzo. «¡Los dos están locos!», dijo el gato.
El gato de Cheshire le dijo en qué dirección debía ir si quería visitar al sombrerero, y en qué dirección ir para visitar a la liebre de marzo. «¡Los dos están locos!», dijo el gato.
¡Y a continuación el gato desapareció, lo mismo que la llama de una vela
cuando se apaga!
De modo que Alicia decidió visitar
a la liebre de marzo. ¡Y por el camino se encontró otra vez al gato! Y le dijo
que no le gustaba verle aparecer y desaparecer tan deprisa.
Así que esta vez el gato desapareció lentamente, empezando por el rabo y
terminando por la sonrisa. Eso sí que es una cosa rara, una sonrisa sin gato.
¿Te gustaría verlo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario