Las lecturas van y vienen son momentos mágicos. En ellos se cede el espacio al otro, al amigo, para escucharlo atentamente, para seguir el relato y sobre todo ser respetuoso de lo que el compañero trabajó en armar y "leer" su historia.
El lector realiza aproximaciones acerca del título y argumento del relato y el grupo participa con una escucha atenta y comprometida.
Es uno de los momentos más hermosos de nuestras mañanas en dónde se trabaja mucho más que la lectura de un libro.
Se afianzan vínculos de amistada, de respeto y de mucha solidaridad.
Bienvenidas sean estas lecturas paseanderas.
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