COLA NUEVA, VIDA NUEVA
Bigote
recorrió el parque buscando una cola que no tenía cola. No sabía dónde ni cómo,
ni tenía idea de con qué. Lo primero fue observar las colas de los demás gatos.
Encontró
varias personas que llegaban, armaban unas mesas y las llenaban de cosas. Era
una feria de artesanos.De repente alguien lo alzó en brazos. Era un nene que
sonreía.
-Me
llamo Luis. ¿Querés recorrer la feria conmigo?- preguntó.
En
brazos de Luis, Bigote pudo ver todo lo que había sobre las mesas: anillos,
mates, bombillas, adornos de madera, abrigos. Nada parecido a la cola de un
gato.
En
un momento Luis y Bigote se separaron. Cada uno se fue para su lado. Luis a
pedirle a su mamá que trabajaba en la feria que le comprara un fabuloso muñeco
que había visto y Bigote a su casa a fabricarse una cola.
Aprovechando
que Marta y Raúl Ibáñez habían salido a pasear Bigote se trepó a la biblioteca
dónde había un florero con extrañas flores de campo llamadas colas de zorro.
Tomó suavemente una de las flores entre sus dientes, pero el florero cayó y se
hizo añicos contra el piso. Después revisó los cajones de la cocina buscando
cinta adhesiva. Usando las patas de adelante y los dientes, se pegó “la cola de
zorro” en el lugar indicado. Entonces se miró al espejo y pensó que no estaba
nada mal. “Lo único que le falta es el color”, pensó. Buscó el esmalte de uñas
de Marta, se quitó la cola y la pintó con rayas rojas. Le quedó tan atigrada
como una cola de verdad. Se la volvió a pegar.
Saltó
por la ventana, voló por las azoteas del barrio, corrió por las cornisas, saltó
por los techos y aterrizó donde se reunía el coro. En la baranda de un puente
vio dos gatas y tres gatos de distintos pelajes. Estaban tan concentrados en el
canto, que ni se dieron cuenta de su llegada. Al terminar la canción los cinco
gatos abrieron los ojos.
-Hola,
me llamo Bigote, son fabulosos cantando y me gustaría cantar con ustedes.
-Yo
soy Laralá y dirijo el coro- dijo una gata-. Él es Ronco, ella Miela y ellos
son los hermanos Negro y Bruno. Te probaremos. Cantá un la.
Bigote
cerró los ojos, respiró profundo y maulló largando todo el aire que guardaban
sus pulmones. Le salió tan chillón, tan agudo que una lluvia de tomates y
zapatos cayó encima de los gatos del coro.
-¡¡¡Bravo!!!-
aplaudió Laralá-. ¡Has cosechado tomates!
-Y
eso… ¡qué!-dijo Ronco alzando los bigotes-. ¡Yo una vez coseché una sandía!
-¡Esto
no es una competencia, Ronco!- lo retó Laralá.
-¿Para
qué queremos otro gato?-insistió Ronco-. Ya somos tres gatos machos…
-Bigote
tiene un tono de voz diferente-dijo Laralá-. Se queda.
-¡¡¡Ufa!!!-protestó
Ronco-. Con esa excusa cada vez somos más.
-¿Y
qué querés?- le preguntó Negro.
-Estar
solo con ella-dijo Ronco suspirando.
-Eso
es un dúo Ronco, no un coro- se rieron los demás gatos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario