En Buenos Aires de 1810, todo era muy diferente.
Las calles de tierra, los caballos y las carretas y los vendedores ambulantes andaban vendiendo por aquí y por allá.
La gente tenía un gran problema. Había un rey llamado Fernando VII que vivía lejos en España.
Ese rey nunca había venido a Buenos Aires. No conocía a su gente ni a sus costumbres.
Pero igual los mandaba, los gobernaba. Para eso estaba el virrey que era mandado por Fernando VII.
La gente debía resolver el problema. Por eso se juntaron en el Cabildo y en la Plaza Mayor, para conversar buscando una solución.
No hay comentarios:
Publicar un comentario