Este material fue trabajado en la semana, atendiendo a las temáticas abordadas: lo diferente y el respeto por las diferencias.Los chicos se sintieron muy impactados.
Es bellísimo. Hoy lo comparto con las familias.
Colores para tocar y oler
En "El libro negro de los
colores", Menena Cottin se vale de pocas palabras y de la ausencia de
color, para contarnos de qué manera percibimos los colores sin verlos, cómo
podemos asirlos en plena oscuridad.
“El rojo es ácido como la fresa y
dulce como la sandía, pero duele cuando se asoma por el raspón de su rodilla”.
El texto en plateado se despega del fondo negro, del que también se despegan
los puntos con los que, justo encima, aparece escrita la misma oración pero en
braille. Las páginas pares cuentan y las impares muestran, siempre en negro,
sólo con relieves y texturas las ilustraciones de Rosana Faría. La ilustradora
ha contado que cuando la editora le acercó el proyecto no tenía idea de cómo
ilustrarlo y en su primer encuentro con Cottin, que también es ilustradora, le
preguntó qué era lo que estaba pensando al escribir el libro. “Ella, con una
humildad pasmosa, me dijo que siendo una persona netamente visual había hecho
el ejercicio de privarse de la vista por un momento para tratar de definir los
colores verbalmente a través de todos los demás sentidos. Me pareció
absolutamente brillante y comencé a plantearme cómo asumiría entonces el reto
de ilustrar los colores sin ellos”.
Se trata de un trabajo de una
sensibilidad que sacude, abre las puertas de la percepción, porque más que
sentirse privado de los colores, el lector siente la dicha de experimentarlos
con todo el cuerpo, de degustarlos, olerlo y tocarlos. Cierto es, como dice
Tomás, el protagonista del cuento, que nada hay más verde que el aroma al
césped recién cortado.¿Han hecho la prueba?
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