Al terminar su autorretrato le pedimos que nos hiciera un paisaje.
En este caso decidió usar pasteles.
Comenzó pintando un cielo, el horizonte, unas bardas, un guanaco...
Luego nos pidió que formáramos parte de la obra.
Nos ocupamos de pintar el suelo de ese lugar imaginario.
Hasta uno de nosotros se animó a completar la obra con una persona montando al guanaco. Finalizada la obra, la dejamos adornando la biblioteca.
¡Gracias Felipe por habernos visitado!
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