LA LLUVIA
DE NAIPES
¡ cielos,
vaya! ¿Qué es esto? ¿Qué le ocurre a Alicia?
Bueno, yo te lo voy a contar lo mejor que pueda. El juicio terminó de la
siguiente forma. El rey quería que el jurado decidiera si el paje de corazones
era culpable o inocente, es decir, que tenían que decidir si era él el que
había robado los pasteles, o si en realidad se los había llevado otra persona.
Pero la malvada reina quería que lo primero de todo decidieran cómo lo iban a
castigar. Eso no está nada bien, ¿verdad? Porque claro, si resultaba que no
había robado los pasteles, entonces no había porqué castigarle. ¿A ti te
gustaría que te castigaran por una cosa que no habías hecho?
Entonces, Alicia dijo: «¡Qué estupideces!» y la
reina dijo: «¡Que le corten la cabeza!» (que es lo mismo que decía siempre que
se enfadaba.)
Y Alicia dijo: «¿quién los va a tomar en serio? ¡no son más que los
naipes de una baraja!»
Con lo cual todos se enfadaron muchísimo y saltaron por los aires, y
cayeron sobre Alicia igual que un chaparrón.
Creo que lo que pasó a continuación no te lo imaginarías jamás. Y fue que
Alicia se despertó, y terminó su extraño sueño. Y descubrió que los naipes no
eran más que unas hojas del árbol que el viento había hecho caer sobre su cara.
¿Verdad que sería precioso tener un sueño extraño, igual que Alicia?
El mejor plan es éste. Primero, te sentás a la sombra de un árbol y
esperas a que pase corriendo un conejo blanco, con un reloj en la mano: después, cerrás los ojos, y pensás que
eres la encantadora Alicia.
Adiós, querida Alicia, adiós.
FIN
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