En
Frida Kahlo, la originalidad y la creatividad no sólo radican en su obra.
Ella
no sólo pinta,
dibuja, escribe, sino que interviene y transforma todo lo que está a su alrededor, incluyéndose
a ella misma.
Se creó una imagen, se construyó una personalidad a través de
su forma de vestir.
Portaba
con orgullo indumentaria de las diferentes regiones de México y algunas piezas creadas
por ella misma.
Es cierto que este tipo de ropa le permitía esconder la
cortedad y delgadez
de su pierna derecha, afectada por la poliomielitis a los seis años, además constituía
una manera de agradar a su esposo Diego Rivera, pero sobre todo le permitió mostrarse
como una mujer independiente, sin prejuicios, y orgullosa de sus orígenes culturales.
En la forma de vestir de Frida se puede reconocer la creatividad y el profundo
sentido del colorido
que tenía la artista. Su ropa, además de ser en sí una manera de esconder flaquezas
físicas y emocionales, traducía su temperamento. Su atuendo fue un elemento fundamental
en la construcción de su fuerte personalidad que la ha hecho trascender en la
historia de la pintura del siglo XX.
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