BIENVENIDOS A LA SALA DE LOS DRAGONES

martes, 17 de septiembre de 2013

ALICIA PARA NIÑOS (Cap 6)

EL PEQUEÑO CACHORRITO
El conejo decidió sacar  a Alicia de la casa. -¡Tenemos que quemar la casa! --dijo.
 Entonces Alicia gritó con todas sus fuerzas: -¡Si lo hacen,  les lanzaré a Dina, mi gata contra ustedes!
Se hizo inmediatamente un silencio de muerte, y Alicia pensó:
-Me pregunto qué van a hacer ahora. Si tuvieran una pizca de sentido común, levantarían el techo. Entonces escuchó que el conejo decía:
-Con una carretada tendremos bastante para empezar.
-¿Una carretada de qué? --pensó Alicia.
No tuvo que esperar mucho para averiguarlo, pues un instante después una lluvia de piedras entró disparada por la ventana, y algunas le dieron en plena cara.
-¡Será mejor que no lo repitan! -dijo Alicia.
Estas palabras produjeron otro silencio de muerte.
Alicia advirtió, con cierta sorpresa, que las piedrecillas se estaban transformando en pasteles para el  té. Una brillante idea acudió de inmediato a su cabeza.
«Si como uno de estos pasteles», pensó, «seguro que producirá algún cambio en mi estatura. y, como no existe posibilidad alguna de que me haga todavía mayor, supongo que tendré que hacerme forzosamente más pequeña.»
Comió, pues, uno de los pasteles, y vio con alegría que empezaba a disminuir inmediatamente de tamaño. En cuanto fue lo bastante pequeña para pasar por la puerta, salió fuera de la casa. Echó a correr con todas sus fuerzas, y pronto se encontró a salvo en un bosque.
-Lo primero que ahora tengo que hacer - dijo Alicia, mientras vagaba por el bosque --es crecer hasta volver a recuperar mi estatura. Y lo segundo es encontrar la manera de entrar en aquel precioso jardín. Me parece que éste es el mejor plan.
Mientras miraba  por entre los árboles, un pequeño ladrido que sonó justo encima de su cabeza la hizo mirar hacia arriba sobresaltada.
Un enorme perrito la miraba desde arriba con sus grandes ojos muy abiertos y alargaba tímidamente una patita para tocarla.
-¡Qué cosa tan bonita! --dijo Alicia en tono muy cariñoso, pensando que el cachorro podía estar hambriento, y devorarla de un solo bocado.
 Alicia pensó que jugar con el perro  se parecía mucho a estar jugando con un caballo y temiendo ser pisoteada en cualquier momento por sus patazas, volvió a refugiarse detrás de una planta.
Esto le pareció a Alicia una buena oportunidad para escapar. Así que se lanzó a correr, y corrió hasta el límite de sus fuerzas y hasta quedar sin aliento, y hasta que las ladridos del cachorro sonaron muy débiles en la distancia.

¡Qué cachorrito tan mono era! --dijo Alicia, mientras se apoyaba contra una campanilla para descansar y se abanicaba con una de sus hojas--. ¡Lo que me hubiera gustado enseñarle juegos, si... si hubiera tenido yo el tamaño adecuado para hacerlo! ¡Casi se me había olvidado que tengo que crecer de nuevo! 

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