RUPERTO DETECTIVE
(Capítulo 10)
-¡Mmmm!
¡Mmuuucho gusto!- saludó el monstruo
-¡Igualmente!-contestaron
los bichos asombradísimos. Ruperto se rascó la cabeza. El monstruo no parecía
tan malo.
-¿Qué
te pasa? ¿Todos este tiempo asustándonos y ahora te hacés el bueno?
-Perdonen,
creí que venían de parte del hombre malo.-¡Tienen que ayudarme!- suplicó la voz
gruesa del monstruo.
¿Ayudarlo?
Se habían pasado la noche pensando en derrotarlo y ahora resultaba el monstruo
flor de miedoso.
-Me
estoy escondiendo- les explicó- Yo vivía
en el campo, éramos muchos como yo, pero un día llegó un tipo alto,
con
cara de enemigo y dijo que nos sacaría el cuero para hacer pelotas. Por eso me
escapé.
-¿Y
qué clase de monstruo es usted, eh?- preguntó Ruperto.
-Soy
una vaca.
Vaca, anotó Ruperto en su libreta. Nunca
había escuchado hablar de esa clase de monstruo. ¿Qué harían?
¿Volarían?¿Chuparían la sangre a los mosquitos?¿Morderían a las
viejitas inocentes?
Ruperto no sabía nada de
nada acerca de las vacas. Pensó en el hombre. ¿Cómo podría dominar a una manada
de monstruos?
-¿Qué hacemos ahora?-se
preguntaban los bichos. De pronto pusieron todos caras de terror. Se escucharon
pasos.
-¡Es él, es él!-dijo el
monstruo asustado. Los bichos corrieron para todos lados con miedo de que los
hicieran pelotitas.
Ruperto pensaba que tenían que hacer algo. ¿Pero qué? Los
pasos se acercaban. ¡Lo tengo!- dijo el sapo.
Entró el ratón corriendo:
está buscando en los dormitorios y ahora entró al baño. ¡Creo que va a hacer
caca!
Ruperto les contó el plan.
Veinte murciélagos volaron hacia un dormitorio y volvieron cargando una sábana
y una funda.
Entre todos le pusieron la
sábana al monstruo y después los murciélagos se metieron en la funda.
La
funda voló hasta ponerse encima de la cabeza de la vaca. Parecía un enorme
fantasma.
Los
pasos llegaron a la cocina. Los bichos escondidos en los rincones empezaron a
hacer ruido:
-UUUUU,
UUUUU, UUUU.
El hombre quedó paralizado de miedo. Un enorme
fantasma blanco estaba delante de él. Miles de voces hacía uuuu, uuuu.
La cabeza blanca del fantasma se separó del
cuerpo y comenzó a volar por la habitación. Volaba y se le acercaba más y más.
Cuando no podía más del susto el hombre malo
sintió algo. Eran cosas que trepaban por sus piernas y lo pellizcaban.
Salió corriendo y gritando como loco ¡Socorro!
¡Monstruos! ¡Fantasmas! ¡Auxilio!
Los cangrejos que se habían trepado a las piernas
se reían, los sapos saltaban y festejaban como locos.
-¡Mmmm!- el monstruo con la sábana puesta parecía
muy feliz. Se la sacaron.
-¡MMMM ¡Muchas gracias! Ahora puedo irme a buscar
un nuevo hogar.
Ruperto con las manos en los bolsillos miraba a
sus amigos festejar. Caminó hasta la puerta.
En el cielo había aparecido la luna llena enorme,
como un globo. Sonrió. El también estaba alegre.
Pensó que cada vez que hubiese una noche con luna
y todos durmieran, su amiga la vaca estaría bien. Seguramente aullándole una canción a la luna
llena.
FIN
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